Sánchez desoye a los organismos internacionales y dispara la deuda pese a la recaudación récord

Pedro Sánchez volvió a ignorar a los principales organismos internacionales en 2021 y disparó la deuda pública en 82.000 millones, a pesar de que la recaudación de impuestos marcó récord histórico. Lo cual significa que el gasto público sigue desbocado a pesar de que los costes extraordinarios derivados de la pandemia se redujeron notablemente el año pasado.

El propio FMI pidió el miércoles al Gobierno un plan de consolidación fiscal «creíble» a medio plazo, petición que ha reiterado en numerosas ocasiones la Comisión Europea. Siempre con la diplomacia habitual del organismo, recomendó que la política fiscal siga prestando apoyo a corto plazo, pero cada vez más enfocada hacia los vulnerables, subrayando que, a medida que se afiance la recuperación, la deuda pública debería reducirse gradualmente para reconstruir el espacio fiscal de cara a futuros shocks.

Con esos shocks se refiere al fin de la política ultraexpansiva del Banco Central Europeo, es decir, la reducción de las compras de deuda pública como paso previo a las subidas de tipos que el mercado ya descuenta para este mismo año. Es decir, el Gobierno tendrá que volver a vender los bonos en mercado y, si el Gobierno no reduce el gasto y la deuda, los inversores exigirán unos tipos mucho más altos para comprarla.

Este temor ya se está trasladando a la prima de riesgo española, que ha vuelto a los 100 puntos básicos (1 punto porcentual) por primera vez desde lo más duro de la pandemia en 2020. Como es sabido, la prima de riesgo mide la diferencia entre la rentabilidad que debe ofrecer el bono español y la del alemán.

La recaudación récord de impuestos no basta

Lo más llamativo es que este aumento de deuda se produce a pesar de que la recaudación de impuestos en 2021 marcó un récord histórico en 223.382 millones de euros, un 15,1% más que en 2020 (muy por encima del crecimiento del PIB, que se quedó en el 5%) y por encima incluso de las previsiones de los Presupuestos Generales del Estado.

Esto demuestra que el problema no está en los ingresos, sino en el gasto público desmadrado del Gobierno, con un fuerte despilfarro en numerosos conceptos que nada tienen que ver con el gasto social, ni mucho menos con la inversión y el gasto productivo.

Pese a ello, Sánchez no tiene ninguna intención de recortar el gasto, y la única solución que pretende buscar para reducir el déficit y la deuda es una nueva subida de impuestos; María Jesús Montero tiene trabajando a un supuesto comité de expertos para diseñar la subida. Una medida que, además, es muy probable que tenga el efecto contrario al buscado y que reduzca la recaudación, según numerosos expertos.